jueves, 1 de mayo de 2008

Adiós a un campeón: a 14 años del fin de semana más negro de la Fórmula 1


Ya mucho se ha escrito, criticado y juzgado a los actores de la muerte de quizá el piloto más espectacular de la historia del automovilismo. Que si se debía correr ese domingo luego del accidente de Barrichello y de la muerte de Ratzenberger, si fue una falla del Williams, si se lo asistió correctamente. Todo eso parece importar poco en el corazón de los fanáticos de Ayrton que aún lloran la partida del campeón.

Admito que nunca fui uno de esos fans, más bien diría que lo odié muchas veces. Su rivalidad con Prost, mi ídolo en la niñez, hacía que el brasileño no gozara de mi simpatía, principalmente cuando compartieron equipo en McLaren. Sin embargo, lo admiraba como a pocos. Sus magistrales carreras bajo en agua, sus heroicas remontadas y sus precisas maniobras en las callecitas de Mónaco hacían que esa bronca se transformara en asombro y admiración. Es por eso que hoy, a 14 años de ese maldito despiste en "Tamburello", preferí mostrar las dos caras del inigualable Ayrton. Primero las tristeza, bronca y dolor de ese fin de semana negro en Imola y después un particular homenaje que algún loco internauta hizo con las mejores maniobras del brasileño.

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