AGENCIAS - La sonrisa parecía como petrificada: Max Mosley, presidente de la FIA, reapareció hoy en Mónaco por primera vez en la Fórmula 1 desde que se destapara el escándalo sexual que amenaza su cargo.
Rodeado de fotógrafos y periodistas, el jefe de la Federación Internacional de Automovilismo (FIA) se abrió paso como pudo y recorrió junto a un portavoz de la FIA la distancia entre los boxes y su oficina antes de las primeras prácticas para el Gran Premio de Mónaco, que se celebra el domingo.
No contestó a las preguntas. "Estoy muy ocupado", fue lo único que dijo el británico, vestido en un traje oscuro y camisa clara, antes de desaparecer en el "refugio" de la FIA. Portaba una carpeta y los tapones para proteger los oídos. No llevaba corbata ni gafas de sol. Después de él entraron los jefes de las diez escuderías.
Es la primera vez que Mosley aparece desde la publicación hace 53 días de un video en el que se le ve junto a cinco prostitutas en una orgía sadomasoquista con presuntos tintes nazis.
El dirigente de 68 años se enfrenta el 3 de junio a una asamblea extraordinaria de la FIA en París que estudiará si el británico sigue o no en el cargo.
Mosley pudo haber mantenido hoy ya conversaciones con el patrón de Ferrari, Stefano Domenicalli, y con el de Renault, Flavio Briatore. No hubo (hasta ahora) un encuentro entre Mosley y el patrón de la Fórmula 1, Bernie Ecclestone, que desaconsejó al presidente una lucha de poder por la Fórmula 1.
En una entrevista al periódico inglés "The Times", Ecclestone señaló que esperaba que los comentarios críticos contra su persona vertidos por Mosley en una carta enviada a los presidentes de todos los miembros de la FIA no fuesen el anticipo de una pugna.
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